¿Y Bilbo? No pudo subir a ningún árbol, y corría de un tronco a otro, como un conejo que no encuentra su madriguera mientras un perro lo persigue mordiéndole los talones. —¡Otra vez has dejado atrás al saqueador! —dijo Nori a Dori mirando abajo. —No me puedo pasar la vida cargando saqueadores —dijo Dori—, ¡túneles abajo y árboles arriba! ¿Qué te crees que soy? ¿Un mozo de cuerda?
(Kate Pfeilschiefter)
El Hobbit, capítulo VI
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