"—¿Qué es todo ese tumulto en el bosque? —dijo el Señor de las Águilas. Estaba posado, negro a la, luz de la luna, en la cima de una solitaria cumbre rocosa del borde oriental de las montañas—. ¡Oigo voces de lobos! ¿Andarán los trasgos de fechorías en los bosques? Se elevó en el aire, e inmediatamente dos de los guardianes del Señor lo siguieron saltando desde las rocas de los lados. Volaron en círculos arriba en el cielo, y observaron el anillo de los wargos, un minúsculo punto muy, muy abajo."
El Hobbit, capítulo VI
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